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Quienes nos exterminan,
asesinan,
roban,
odian,
discriminan,
maltratan,
ignoran,
aislan,
rehuyen,
maldicen...
no son las personas
(u otros seres)
que tenemos delante,
son sus miedos
o traumas.
Ellas,
en realidad,
nos quieren,
nos respetan,
nos ayudan...
porque,
al fin y al cabo,
son uno
con nosotr@s,
son nosotr@s mism@s
vuelt@s del revés,
o colocad@s en otro rol
y que se lo han creído,
como tú,
como yo,
tanto que se pierden
en su personaje
y olvidan
el contexto,
la Realidad.
Únicamente recordarla,
tener consciencia
de esta
verdadera
Realidad
nos permitirá
salir
de esta constante
tortura
relacional
en que hemos convertido
la existencia.
Y nos permitirá
avanzar
en el camino
de la armonía,
de la amornía
y felicidad
universal.
Intenta,
también,
que tu otro yo
se dé cuenta de ello.
Busca la manera de hacérselo entender.
Ese ser también aporta su contribución
al estado de las cosas.
Pero tu prioridad,
que sea,
siempre,
hacer tu parte.
Es posible
está en ti.
Gerttz
